Los argentinos consumen una cantidad excesiva de agua, dato que se desprende al comparar el consumo promedio del país con el de otras naciones latinoamericanas. Y los tucumanos consumen aún más. En el caso de la provincia, la situación se agrava a causa de las pérdidas que se producen como consecuencia de las cañerías obsoletas.

De acuerdo con un informe del la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación, el promedio nacional de consumo de agua es de 317 litros por día. Esta cifra triplica el promedio de México (92) y duplica el de Uruguay (158).

En la provincia, la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT) tiene consignado como consumo promedio 382 litros por día. Es decir casi 70 litros más que el promedio nacional. La SAT justifica el mayor consumo por las altas temperaturas que se registran en esta región.

Claro que estas mediciones de la SAT no contemplan las pérdidas de agua potable, tanto las que se ven a diario en las calles de la ciudad como las internas que se producen dentro de la red de cañerías. El ingeniero Franklin Adler, consultor en recursos hídricos, advirtió que en esos casos “es agua cara la que se pierde, porque ya está tratada”.

El especialista lamentó el estado de la SAT. “Es un organismo muy venido abajo. Muy desprestigiado. Tiene buenos técnicos, no hay duda, creo que lo pueden mejorar”, aseveró.

Consultado sobre si los medidores contribuyen a disminuir el consumo del agua, Adler afirmó: “se deberían instalar medidores no en la entrada de las casas, sino en las calles, en puntos estratégicos de las redes para ir detectando los tramos donde hay pérdidas”.

La SAT, mediante un comunicado de prensa, explicó que es muy difícil controlar las pérdidas debido a que las tarifas están bajas y o se puede afrontar los costos de operación. Argumentó, no obstante, que las pérdidas son menores que las estándares en Latinoamérica.

La empresa aclaró, además, que las conexiones clandestinas también están consideradas como pérdidas.

Obras previstas

La SAT informó -en el comunicado- que la provincia cuenta con 34.000 medidores distribuidos en San Miguel de Tucumán y Yerba Buena, y que este año se prevé instalar 8.000 más. Claro que todos están colocados en hogares, en plantas fabriles, en pozos, pero ninguno en la calle.

Cada aparato con la instalación incluida cuesta 300 dólares. El trabajo más costoso -afirmó la SAT- es la rotura de veredas.

Sobre este punto, el ingeniero Adler discrepó. “No es un trabajo costoso -dijo-; se paga con los ahorros en la producción de agua”.

Entre las obras que la SAT tiene planeado hacer, con una inversión de 225 millones de dólares ($ 3.600 millones) figuran: la renovación de 20 kilómetros de cañerías de hierro fundido en el Gran San Miguel y en el interior, la ampliación de la Planta Potabilizadora de El Cadillal y un nuevo acueducto de 21 kilómetros de longitud. Este tendrá dos cisternas de 10.000 metros cúbicos cada una para llevar agua a la zona este de San Miguel de Tucumán.